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Como en un libro abierto leo de tus pupilas en el fondo.
¿A qué fingir el labio
risas que se desmienten con los ojos?
¡Llora! No te avergüences
de confesar que me quisiste un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre... y también lloro.
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Puuuuuuuff! Gustavo, si andarás suelto en este momento por nuestras calles... pobre de vos!
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